Historia oral (y musical) del origen del punk PARTE 1

EN RADIO MALVA... MEDIA TOSTADA PARA DOS

"Por favor mátame. Historia oral del punk" es un libro que siempre tuve en mente desde que se publicó la traducción, y que solo adquirí hace unos meses más de quince años después. Una serie tal vez de leves, pero persistentes prejuicios de distinto pelaje y ralea tuvieron parte de "razón" de ello. Finalmente el primigenio -y siepre renovado- interés suscitado por la temática y el género utilizado consiguió que unas horas después lo empezara a leer y ya desde la primera página todos los prejuicios quedaron enterrados bajo su propio fundamento. Una selección de las declaraciones que incluye, amén de ilustrar las diversas virtudes de que hace gala su contenido, servirá de "excusa" para volver a escuchar algunas de esas composiciones que sigues sin poder evitar que no te pongan de manera instantánea en un estado de alerta. "Los sesenta tienen la reputación de haber sido abiertos, libres y molones, pero la realidad fue que todo el mundo era convencional. Todo el mundo era jodidamente convencional y luego estábamos nosotros: un hatajo de pirados. Llevábamos el pelo largo y nos perseguían calle abajo. La gente podía llegar a perseguirte diez manzanas gritando: «¡Beatle!». Estaban jodidamente locos: esa era la realidd en los años sesenta. Nadie llevaba el pelo largo; eras un puto 'freak', un maricón, no eras como el resto de la gente". Ronnie Cutrone El género de la historia oral cuando consigue imprimir a sus "fuentes" el adecuado impulso natural y espontáneo -por tanto, deshinibido- ofrecerá unos contenidos que sería muy difícil que pudieran ser capturados por otros medios. No hace mucho lo constatamos en otro libro y en otro programa, y, en esta ocasión, lo volveremos a hacer en Media tostada para dos con "Por favor mátame. La historia oral del punk" de Legs McNeil y Gillian McCain. "(...) Yo personalmente sentía una gran atracción hacia el lado oscuro. Lou y Billy Name solían ir al bar ese de la vaselina llamado Ernie's. Había frascos de vaselina sobre la barra y en la trastienda los tíos iban a follar. Aunque nunca fui gay, me gustaba el sexo, y cuando tienes trece o catorce años el sexo con mujeres está fuera de tu alcance. Así que pensé: «Vaya, ¿no sería genial ser gay?». Así que lo intenté, pero fracasé miserablemente. Recuerdo que una vez estaba chupándosela a uno y dijo: «Tío, esto no es lo tuyo». Yo dije algo como: «Sí, lo sé. Perdón»." Ronnie Cutrone