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701. Así vendí mi guion: Stranger Things
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El artículo 701. Así vendí mi guion: Stranger Things se publicó primero en David Esteban Cubero.
Hoy continuamos con la serie de pódcast “Así vendí mi guion”, dedicada a ver cómo se escribieron y vendieron los guiones más famosos. Ya vimos El indomable Will Hunting, Rocky, Juno, Pulp Fiction, Being John Malkovich, Little Miss Sunshine y Bailando con Lobos. Hoy veremos uno de los mayores éxitos de Netflix: Stranger Things. Y, como venimos haciendo en la serie, nos lo van a contar sus propios guionistas, los hermanos Duffer.
Hoy en cursosdeguion.com tenemos una masterclass nueva: Cómo negociar un guion. Conocer un mínimo de contratos es fundamental para un guionista que se dedique a ello de forma profesional. En la masterclass veremos los diferentes tipos de contratos que hay para un guionista, los elementos claves de cada tipo de contrato y cómo podemos negociar. Y de regalo hay varios de los tipos de contrato de guionista, que podrás descargarte.Hoy veremos uno de los mayores éxitos de Netflix: Stranger Things.
Así vendí mi guion: Stranger Things. Por los Hermanos Duffer
Cuando empezamos a trabajar en «Stranger Things», estábamos en un punto complicado de nuestra carrera. Después de graduarnos de Chapman, habíamos vendido nuestro primer guion y pensamos que habíamos logrado nuestro gran avance. Pero las cosas no resultaron como esperábamos; nuestro primer largometraje fue mal manejado y básicamente fue descartado por el estudio. Nos sentíamos desanimados y comenzamos a cuestionar nuestro lugar en la industria.
Conocemos a M. Night Shyamalan
Nuestro encuentro con M. Night Shyamalan fue un momento clave en nuestra carrera, algo que nunca habríamos imaginado cuando comenzamos a escribir guiones. Todo empezó cuando escribimos un thriller titulado «Hidden», un proyecto muy al estilo de las películas de suspenso con las que crecimos, y que reflejaba parte de la influencia que Shyamalan tuvo sobre nosotros.
Después de escribir el guion y de tener dificultades para encontrarle un hogar, de alguna manera «Hidden» terminó en manos de Shyamalan. Fue surrealista. Aquí estaba un director cuyas películas —como El sexto sentido y Señales— habían sido una gran inspiración para nosotros cuando éramos adolescentes. Shyamalan no solo leyó el guion, sino que le encantó, y lo que más nos impactó fue lo que vino después: nos llamó directamente para ofrecernos trabajar con él.
Cuando volamos a su mansión en Pensilvania, todo se sintió irreal. Pasamos semanas allí, hablando de narrativa, de cine, y aprendiendo todo lo que podíamos de él. Shyamalan nos pidió que lo ayudáramos con su serie de televisión, «Wayward Pines», que estaba desarrollando en ese momento. Fue una oportunidad increíble porque no solo nos permitió trabajar en un gran proyecto, sino que también nos dio nuestras primeras credenciales en televisión, algo que terminaría siendo fundamental cuando más tarde desarrollamos «Stranger Things».
Shyamalan nos dio una gran confianza en nuestras habilidades como narradores, y esa colaboración nos ayudó a reavivar nuestra pasión por contar historias. Él fue quien nos impulsó a experimentar con la televisión de una manera que no habíamos considerado antes, y esa experiencia nos abrió los ojos a la fusión que empezaba a suceder entre el cine y la televisión. Trabajar con alguien que había tenido un impacto tan grande en nuestras vidas creativas fue un impulso enorme para nosotros, y sin duda uno de los momentos más formativos de nuestra carrera.
Mientras trabajábamos en televisión, nos dimos cuenta de que el medio estaba cambiando. Series como «True Detective» y «The Knick» estaban llevando la narración televisiva a nuevos niveles. Nos inspiró la idea de contar una historia más larga y profunda, algo que no necesariamente encajaba en el formato tradicional de cine.
La idea de Stranger Things
Teníamos una idea que nos apasionaba, una historia que rendía homenaje a las películas y libros con los que crecimos en los años 80. Queríamos crear una serie que mezclara misterio, ciencia ficción y elementos sobrenaturales, pero centrada en niños como protagonistas, aunque no necesariamente dirigida a un público infantil.
La idea de «Stranger Things» surgió de una mezcla de nuestras obsesiones de la infancia y el deseo de contar una historia que encapsulara todas esas emociones que experimentamos cuando éramos niños. Crecimos en los años 80, viendo películas que dejaron una marca profunda en nuestra forma de entender el cine y la narrativa. Películas como «E.T.», «Los Goonies», y «Cuenta conmigo» no solo nos encantaban, sino que nos enseñaron cómo los niños podían ser los héroes de sus propias aventuras, enfrentando lo extraordinario desde una perspectiva completamente humana y vulnerable.
Nosotros siempre hemos estado fascinados por el concepto de lo extraordinario dentro de lo ordinario. Nos encantaba cómo cineastas como Steven Spielberg o John Carpenter podían tomar escenarios cotidianos y transformarlos en algo mágico o aterrador. Queríamos capturar esa misma sensación, donde algo extraño y aterrador podía surgir de un vecindario común, con personajes que parecieran personas reales y no superhéroes. Fue de ahí de donde salió la idea inicial para «Stranger Things».
Además, siempre nos gustó la narrativa de Stephen King, que también influyó mucho en la serie. Nos encanta cómo sus historias a menudo tienen lugar en pueblos pequeños, donde lo sobrenatural o terrorífico invade la vida diaria. Queríamos hacer algo similar con Hawkins, Indiana, nuestro pequeño pueblo ficticio donde la realidad y lo sobrenatural se entrelazan.
La serie no solo está impregnada de estos homenajes, sino que también queríamos rendir tributo al formato serializado, casi como si fuera una película larga dividida en capítulos, algo que comenzó a resonar con nosotros después de trabajar en televisión. Nos dimos cuenta de que para contar la historia que queríamos —una que combinara elementos de ciencia ficción, horror, y misterio con relaciones humanas profundas— el formato televisivo era ideal. Esto nos permitiría construir la tensión lentamente, desarrollar a los personajes y profundizar en el misterio a lo largo de varios episodios.
Decidimos apostar por nosotros mismos y tomamos el dinero que habíamos ganado con «Wayward Pines» para tomarnos medio año y desarrollar esta idea. Nos sumergimos en la escritura, y por primera vez en mucho tiempo, sentimos que las palabras fluían con naturalidad. Estábamos escribiendo algo que realmente amábamos, sin intentar complacer a nadie más que a nosotros mismos.
La venta a Netflix
Cuando terminamos el guion piloto y un bosquejo de la primera temporada, comenzamos a presentarlo a diferentes cadenas y estudios. La respuesta inicial fue desalentadora. Muchos nos decían que una serie protagonizada por niños no funcionaría a menos que fuera dirigida exclusivamente a niños. Otros no entendían la ambientación en los años 80 o pensaban que el tono no encajaba en ningún género claramente definible.
Hubo un momento en que una cadena mostró interés, pero solo si nos apartábamos como directores y dejábamos que otros se hicieran cargo del proyecto. Fue una decisión difícil, pero decidimos mantenernos firmes y rechazar esa oferta. Sentíamos que esta era nuestra historia y queríamos contarla a nuestra manera.
Cuando estábamos buscando vender el proyecto de «Stranger Things», estábamos en un punto bajo después de haber sido rechazados por casi 20 cadenas y productoras. Nadie parecía entender nuestra visión, y estábamos comenzando a sentir que quizá la serie nunca vería la luz. Pero entonces, Dan Cohen, vicepresidente de 21 Laps Entertainment, leyó el guion y vio algo especial. Él nos recomendó a su jefe, Shawn Levy, para que se reuniera con nosotros.
Recuerdo esa primera reunión con Shawn como si fuera ayer. Fue rápido, pero contundente. En apenas 10 minutos, Shawn ya había decidido que quería trabajar con nosotros. Nos dijo que veía un «diamante en bruto» en nuestra historia, y que tenía la intuición de que esto podía ser algo grande. Esa conexión fue crucial porque, hasta ese momento, no habíamos encontrado a nadie que realmente comprendiera el potencial de nuestra serie. Shawn, que ya era un productor y director consolidado en Hollywood, fue el que abrió la puerta a Netflix para nosotros.
Levy tenía una gran relación con Netflix, y cuando presentamos el proyecto a la plataforma, él fue nuestro mayor defensor. Literalmente, Netflix fue la primera cadena a la que presentamos el proyecto después de conocernos con Levy, y al día siguiente ya teníamos una respuesta positiva: compraron toda la temporada. Fue un cambio radical en nuestro destino, y Shawn jugó un papel fundamental en esto.
En ese entonces, Netflix estaba comenzando a invertir fuertemente en contenido original y buscaba nuevas voces y proyectos innovadores. Cuando les presentamos nuestra idea, entendieron lo que queríamos hacer. No solo aceptaron la propuesta, sino que también nos permitieron dirigir y mantener el control creativo que deseábamos.
Trabajar con Shawn también fue muy fluido. Esa confianza que él depositó en nosotros nos dio el impulso necesario para llevar a cabo la visión que teníamos desde el principio. Su apoyo no solo nos ayudó a vender la serie, sino que nos permitió mantener nuestra voz y estilo, algo que fue clave para que «Stranger Things» se convirtiera en el fenómeno que es hoy.
El apoyo de Netflix fue crucial. Nos dieron la libertad para elegir al elenco, muchos de ellos actores jóvenes y desconocidos, y para desarrollar la historia tal como la habíamos imaginado. Trabajamos duramente en todos los detalles, desde la ambientación y el diseño de producción hasta la música y el sonido, para recrear esa sensación de las películas de los 80 que tanto nos inspiraron.
Cuando «Stranger Things» se estrenó, no teníamos idea de cómo sería recibida. No hubo una gran campaña de marketing; simplemente se lanzó en la plataforma y esperamos que la audiencia la encontrara. La respuesta fue abrumadora. La serie resonó con personas de todas las edades, conectando tanto con aquellos que sentían nostalgia por los 80 como con una nueva generación que se enamoró de los personajes y la historia.
Mirando hacia atrás, creemos que el éxito de «Stranger Things» se debe a que finalmente nos permitimos escribir algo que realmente amábamos, sin tratar de ajustarnos a lo que pensábamos que la industria quería. Aprendimos que a veces es necesario arriesgarse y apostar por uno mismo. Aunque enfrentamos rechazo y dudas, mantenernos fieles a nuestra visión fue la clave para crear algo que realmente conectó con la gente.
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706 episode
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Hoy continuamos con la serie de pódcast “Así vendí mi guion”, dedicada a ver cómo se escribieron y vendieron los guiones más famosos. Ya vimos El indomable Will Hunting, Rocky, Juno, Pulp Fiction, Being John Malkovich, Little Miss Sunshine y Bailando con Lobos. Hoy veremos uno de los mayores éxitos de Netflix: Stranger Things. Y, como venimos haciendo en la serie, nos lo van a contar sus propios guionistas, los hermanos Duffer.
Hoy en cursosdeguion.com tenemos una masterclass nueva: Cómo negociar un guion. Conocer un mínimo de contratos es fundamental para un guionista que se dedique a ello de forma profesional. En la masterclass veremos los diferentes tipos de contratos que hay para un guionista, los elementos claves de cada tipo de contrato y cómo podemos negociar. Y de regalo hay varios de los tipos de contrato de guionista, que podrás descargarte.Hoy veremos uno de los mayores éxitos de Netflix: Stranger Things.
Así vendí mi guion: Stranger Things. Por los Hermanos Duffer
Cuando empezamos a trabajar en «Stranger Things», estábamos en un punto complicado de nuestra carrera. Después de graduarnos de Chapman, habíamos vendido nuestro primer guion y pensamos que habíamos logrado nuestro gran avance. Pero las cosas no resultaron como esperábamos; nuestro primer largometraje fue mal manejado y básicamente fue descartado por el estudio. Nos sentíamos desanimados y comenzamos a cuestionar nuestro lugar en la industria.
Conocemos a M. Night Shyamalan
Nuestro encuentro con M. Night Shyamalan fue un momento clave en nuestra carrera, algo que nunca habríamos imaginado cuando comenzamos a escribir guiones. Todo empezó cuando escribimos un thriller titulado «Hidden», un proyecto muy al estilo de las películas de suspenso con las que crecimos, y que reflejaba parte de la influencia que Shyamalan tuvo sobre nosotros.
Después de escribir el guion y de tener dificultades para encontrarle un hogar, de alguna manera «Hidden» terminó en manos de Shyamalan. Fue surrealista. Aquí estaba un director cuyas películas —como El sexto sentido y Señales— habían sido una gran inspiración para nosotros cuando éramos adolescentes. Shyamalan no solo leyó el guion, sino que le encantó, y lo que más nos impactó fue lo que vino después: nos llamó directamente para ofrecernos trabajar con él.
Cuando volamos a su mansión en Pensilvania, todo se sintió irreal. Pasamos semanas allí, hablando de narrativa, de cine, y aprendiendo todo lo que podíamos de él. Shyamalan nos pidió que lo ayudáramos con su serie de televisión, «Wayward Pines», que estaba desarrollando en ese momento. Fue una oportunidad increíble porque no solo nos permitió trabajar en un gran proyecto, sino que también nos dio nuestras primeras credenciales en televisión, algo que terminaría siendo fundamental cuando más tarde desarrollamos «Stranger Things».
Shyamalan nos dio una gran confianza en nuestras habilidades como narradores, y esa colaboración nos ayudó a reavivar nuestra pasión por contar historias. Él fue quien nos impulsó a experimentar con la televisión de una manera que no habíamos considerado antes, y esa experiencia nos abrió los ojos a la fusión que empezaba a suceder entre el cine y la televisión. Trabajar con alguien que había tenido un impacto tan grande en nuestras vidas creativas fue un impulso enorme para nosotros, y sin duda uno de los momentos más formativos de nuestra carrera.
Mientras trabajábamos en televisión, nos dimos cuenta de que el medio estaba cambiando. Series como «True Detective» y «The Knick» estaban llevando la narración televisiva a nuevos niveles. Nos inspiró la idea de contar una historia más larga y profunda, algo que no necesariamente encajaba en el formato tradicional de cine.
La idea de Stranger Things
Teníamos una idea que nos apasionaba, una historia que rendía homenaje a las películas y libros con los que crecimos en los años 80. Queríamos crear una serie que mezclara misterio, ciencia ficción y elementos sobrenaturales, pero centrada en niños como protagonistas, aunque no necesariamente dirigida a un público infantil.
La idea de «Stranger Things» surgió de una mezcla de nuestras obsesiones de la infancia y el deseo de contar una historia que encapsulara todas esas emociones que experimentamos cuando éramos niños. Crecimos en los años 80, viendo películas que dejaron una marca profunda en nuestra forma de entender el cine y la narrativa. Películas como «E.T.», «Los Goonies», y «Cuenta conmigo» no solo nos encantaban, sino que nos enseñaron cómo los niños podían ser los héroes de sus propias aventuras, enfrentando lo extraordinario desde una perspectiva completamente humana y vulnerable.
Nosotros siempre hemos estado fascinados por el concepto de lo extraordinario dentro de lo ordinario. Nos encantaba cómo cineastas como Steven Spielberg o John Carpenter podían tomar escenarios cotidianos y transformarlos en algo mágico o aterrador. Queríamos capturar esa misma sensación, donde algo extraño y aterrador podía surgir de un vecindario común, con personajes que parecieran personas reales y no superhéroes. Fue de ahí de donde salió la idea inicial para «Stranger Things».
Además, siempre nos gustó la narrativa de Stephen King, que también influyó mucho en la serie. Nos encanta cómo sus historias a menudo tienen lugar en pueblos pequeños, donde lo sobrenatural o terrorífico invade la vida diaria. Queríamos hacer algo similar con Hawkins, Indiana, nuestro pequeño pueblo ficticio donde la realidad y lo sobrenatural se entrelazan.
La serie no solo está impregnada de estos homenajes, sino que también queríamos rendir tributo al formato serializado, casi como si fuera una película larga dividida en capítulos, algo que comenzó a resonar con nosotros después de trabajar en televisión. Nos dimos cuenta de que para contar la historia que queríamos —una que combinara elementos de ciencia ficción, horror, y misterio con relaciones humanas profundas— el formato televisivo era ideal. Esto nos permitiría construir la tensión lentamente, desarrollar a los personajes y profundizar en el misterio a lo largo de varios episodios.
Decidimos apostar por nosotros mismos y tomamos el dinero que habíamos ganado con «Wayward Pines» para tomarnos medio año y desarrollar esta idea. Nos sumergimos en la escritura, y por primera vez en mucho tiempo, sentimos que las palabras fluían con naturalidad. Estábamos escribiendo algo que realmente amábamos, sin intentar complacer a nadie más que a nosotros mismos.
La venta a Netflix
Cuando terminamos el guion piloto y un bosquejo de la primera temporada, comenzamos a presentarlo a diferentes cadenas y estudios. La respuesta inicial fue desalentadora. Muchos nos decían que una serie protagonizada por niños no funcionaría a menos que fuera dirigida exclusivamente a niños. Otros no entendían la ambientación en los años 80 o pensaban que el tono no encajaba en ningún género claramente definible.
Hubo un momento en que una cadena mostró interés, pero solo si nos apartábamos como directores y dejábamos que otros se hicieran cargo del proyecto. Fue una decisión difícil, pero decidimos mantenernos firmes y rechazar esa oferta. Sentíamos que esta era nuestra historia y queríamos contarla a nuestra manera.
Cuando estábamos buscando vender el proyecto de «Stranger Things», estábamos en un punto bajo después de haber sido rechazados por casi 20 cadenas y productoras. Nadie parecía entender nuestra visión, y estábamos comenzando a sentir que quizá la serie nunca vería la luz. Pero entonces, Dan Cohen, vicepresidente de 21 Laps Entertainment, leyó el guion y vio algo especial. Él nos recomendó a su jefe, Shawn Levy, para que se reuniera con nosotros.
Recuerdo esa primera reunión con Shawn como si fuera ayer. Fue rápido, pero contundente. En apenas 10 minutos, Shawn ya había decidido que quería trabajar con nosotros. Nos dijo que veía un «diamante en bruto» en nuestra historia, y que tenía la intuición de que esto podía ser algo grande. Esa conexión fue crucial porque, hasta ese momento, no habíamos encontrado a nadie que realmente comprendiera el potencial de nuestra serie. Shawn, que ya era un productor y director consolidado en Hollywood, fue el que abrió la puerta a Netflix para nosotros.
Levy tenía una gran relación con Netflix, y cuando presentamos el proyecto a la plataforma, él fue nuestro mayor defensor. Literalmente, Netflix fue la primera cadena a la que presentamos el proyecto después de conocernos con Levy, y al día siguiente ya teníamos una respuesta positiva: compraron toda la temporada. Fue un cambio radical en nuestro destino, y Shawn jugó un papel fundamental en esto.
En ese entonces, Netflix estaba comenzando a invertir fuertemente en contenido original y buscaba nuevas voces y proyectos innovadores. Cuando les presentamos nuestra idea, entendieron lo que queríamos hacer. No solo aceptaron la propuesta, sino que también nos permitieron dirigir y mantener el control creativo que deseábamos.
Trabajar con Shawn también fue muy fluido. Esa confianza que él depositó en nosotros nos dio el impulso necesario para llevar a cabo la visión que teníamos desde el principio. Su apoyo no solo nos ayudó a vender la serie, sino que nos permitió mantener nuestra voz y estilo, algo que fue clave para que «Stranger Things» se convirtiera en el fenómeno que es hoy.
El apoyo de Netflix fue crucial. Nos dieron la libertad para elegir al elenco, muchos de ellos actores jóvenes y desconocidos, y para desarrollar la historia tal como la habíamos imaginado. Trabajamos duramente en todos los detalles, desde la ambientación y el diseño de producción hasta la música y el sonido, para recrear esa sensación de las películas de los 80 que tanto nos inspiraron.
Cuando «Stranger Things» se estrenó, no teníamos idea de cómo sería recibida. No hubo una gran campaña de marketing; simplemente se lanzó en la plataforma y esperamos que la audiencia la encontrara. La respuesta fue abrumadora. La serie resonó con personas de todas las edades, conectando tanto con aquellos que sentían nostalgia por los 80 como con una nueva generación que se enamoró de los personajes y la historia.
Mirando hacia atrás, creemos que el éxito de «Stranger Things» se debe a que finalmente nos permitimos escribir algo que realmente amábamos, sin tratar de ajustarnos a lo que pensábamos que la industria quería. Aprendimos que a veces es necesario arriesgarse y apostar por uno mismo. Aunque enfrentamos rechazo y dudas, mantenernos fieles a nuestra visión fue la clave para crear algo que realmente conectó con la gente.
El artículo 701. Así vendí mi guion: Stranger Things se publicó primero en David Esteban Cubero.
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